Oración a San Miguel Arcángel
San Miguel Arcángel, defiéndanos
en la lucha. Se nuestro amparo contra
la perversidad y asechanza del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tu Príncipe de la Milicia Celestial,
arroja al infierno con el divino poder
a Satanás y a los otros espíritus
malignos que andan dispersos por el
mundo para la perdición de las almas.
Amén.
Acto de Contrición
Dios mío, me arrepiento de todo corazón de todos mis pecados y los aborrezco, porque al pecar, no sólo merezco las penas establecidas por ti justamente, sino principalmente porque te ofendí, a ti sumo Bien y digno de amor por encima de todas las cosas. Por eso propongo firmemente, con ayuda de tu gracia, no pecar más en adelante y huir de toda ocasión de pecado.
Amén.
Oración de Comunión Espiritual
Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo ardientemente recibirte dentro de mi alma; pero ya que no puedo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y ahora, como si ya te hubiera recibido, me uno y me abrazo todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de Ti, Amén.
Coronilla de la Misericordia Divina
- La señal de la Cruz: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
- Padre Nuestro: Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea Tu nombre; venga a nosotros Tu reino; hágase Tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
- 3 Ave María: Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
- Credo de los Apóstoles: Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, Su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén. - En las cuentas grandes del Padre Nuestro antes de cada decena: Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero (476).
- En las 10 cuentas pequeñas de cada decena: Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
- Repita el "Padre Eterno" y "Por Su dolorosa Pasión": (Números 6 y 7) Rece cuatro decenas más.
- Después de cinco decenas, la doxología final (tres veces): Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.
Santo Rosario
https://www.ewtn.com/espanol/devotionals/rosary/sp_mlitr3.htm
Oración por el Corona Virus
Jesucristo, Tú que viajaste por pueblos y barrios “curando todo mal y enfermedad.” Tu mandato sanaba a los enfermos. Socórrenos ahora, en medio de la propagación mundial del virus corona, para que experimentemos Tu amor sanador.
Sana a quienes padecen el virus. Que el cuidado médico les devuelva fuerza y salud.
Sánanos del temor, que impide a las naciones trabajar unidas y a los vecinos ayudarse.
Sánanos de nuestro orgullo, que nos hace sentir invulnerable a una enfermedad sin fronteras.
Jesucristo, que sanas a todos, permanece con nosotros en este tiempo de duda y tristeza.
Acompaña a quienes han muerto por el virus. Que descansen contigo en Tu paz eterna.
Acompaña las familias de los enfermos y difuntos. Mientras sufren y se preocupan, defiéndelos de enfermedad y desesperanza. Que conozcan Tu paz.
Acompaña a médicos, enfermeras, investigadores y profesionales de la salud que buscan sanar y socorrer los afectados, exponiéndose a su vez. Que sientan Tu protección.
Acompaña a los líderes de las naciones. Permíteles actuar con caridad y genuina preocupación por el bienestar de los pueblos que están llamados a servir. Dales sabiduría para que inviertan en soluciones permanentes que nos preparen o eviten futuros contagios. Que conozcan Tuy paz y trabajen Unidos para alcanzarla en el mundo.
Estemos en casa o en el extranjero, rodeados por muchos que padecen el mal o sólo unos pocos, Jesucristo, permanece con nosotros mientras soportamos y padecemos, persistimos y nos preparamos. En lugar de nuestra ansiedad, danos Tu paz.
Jesucristo, sánanos.
Oración por una pandemia: (autor desconocido)
Para que los que estén simplemente incomodados
Recuerda a aquellos cuyas vidas están en juego.
Para que los que no tienen factores de riesgo
Recuerda a los más vulnerables.
Para que los que puedan tener el lujo de trabajar desde casa
Recuerden aquellos que deben elegir entre preservar su salud o pagar sus cuentas.
Para los que tienen la flexibilidad de cuidar a nuestros hijos cuando cierren sus escuelas,
recuerden aquellos que no tienen opciones.
Para quienes tienen que cancelar sus viajes.
Recuerden aquellos que no tienen a dónde ir.
Para quienes están perdiendo dinero en los disturbios del mercado económico
Recuerde aquellos que no tienen dinero en absoluto.
Por lo quienes están instalados en cuarentena en sus casas
Recuerda a los que no tienen hogar.
Durante ese tiempo que no podemos abrazarnos físicamente
Encontremos formas de ser el abrazo amoroso de Dios hacia nuestros vecinos.
SALMO 91
Tú que vives al amparo del Altísimo
y resides a la sombra del Todopoderoso,
di al Señor: «Mi refugio y mi baluarte,
mi Dios, en quien confío».
Él te librará de la red del cazador
y de la peste perniciosa;
te cubrirá con sus plumas,
y hallarás un refugio bajo sus alas.
No temerás los terrores de la noche,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que acecha en las tinieblas,
ni la plaga que devasta a pleno sol.
Aunque caigan mil a tu izquierda
y diez mil a tu derecha,
tú no serás alcanzado:
su brazo es escudo y coraza.
Con sólo dirigir una mirada,
verás el castigo de los malos,
porque hiciste del Señor tu refugio
y pusiste como defensa al Altísimo.
No te alcanzará ningún mal,
ninguna plaga se acercará a tu carpa,
porque Él te encomendó a sus ángeles
para que te cuiden en todos tus caminos.
Ellos te llevarán en sus manos
para que no tropieces contra ninguna piedra;
caminarás sobre leones y víboras,
pisotearás cachorros de león y serpientes.
Él se entregó a mí,
por eso, yo lo glorificaré;
lo protegeré, porque conoce mi Nombre;
me invocará, y yo le responderé.
Estaré con él en el peligro,
lo defenderé y lo glorificaré;
le haré gozar de una larga vida
y le haré ver mi salvación.